Pues así fue. Corto viaje a Astorga en autocar. Lo más complicado como siempre es el embalar las bicicletas para el viaje y que no se enfade el conductor. Como ya somos experimentados compramos film transparente de cocina ( un par de rollos o tres) y envolvemos las bielas y el cuadro. Es curioso ver las caras de los conductores que no les gusta nada el transporte de bicis, pero bueno tiene que ser así, además te cobran diez euros por bici.
Llegada a Astorga a la una y pensamos meternos para el cuerpo un cocidito maragato, pero como el día estaba increible decidimos salir nada más comer para iniciar el camino. Adiós al cocidito para no echarlo en el camino a la cruz de Ferro.
Inicio del camino como lo terminamos, buenas pistas de tierra y algo de asfalto sin mucha dificultad, pero a lo lejos ya se veia que en breve se complicaría la cosa. Efectivamente, el paisaje puramente castellano va desapareciendo y el terreno se va arrugando. Con fuerzas y excitación iniciamos las primeras rampas de la Cruz de Ferro. Las Mochilas hacen su trabajo y se empeñan en tirar de nosotros hacia atrás, pues nada, al uno- uno ó uno-dos para arriba. El paisaje cambia por completo y tras mucho esfuerzo llegamos arriba. Fotos en la cruz de Ferro y para abajo. Buen descenso por carretera hasta Ponferrada donde nos quedamos a dormir.
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