

Hace dos años iniciamos un camino incierto pero ilusionante. Lo mejor de estos dos años ha sido el compartir una experiencia, en este caso con mi padre. Durante estos trece o catorce días el saber que estábamos los dos unidos por un proyecto nos llenaba de orgullo. Muchos de los que habéis hecho el camino creo que estáis conmigo en que no se puede describir esta experiencia. Es tan íntima y personal que realmente sólo la puedes compartir plenamente si la has hecho con alguien.
Dedico este camino especialmente a mi padre, pero hemos mantenido en nuestra cabeza a aquellos que están compartiendo nuestro camino de la vida. Gracias a mi mujer, Paqui, a mi hija Helena y a mi hijo Adrián por estar en mis pensamientos cada día. A mi madre por estar detrás de su marido, pero también de su hijo.
Espero que algún día mi hijo quiera tener un proyecto conmigo al igual que lo he tenido yo con el mío.