Lo primero que choca es vestirse de ciclista en torno a las diez de la noche. Por lo demás fantástica
experiencia. Temperatura ideal. Salimos a las once de la noche de Pacífico y regresamos en torno a las tres y media de la mañana. La perspectiva de Madrid en estas circunstancias cambia totalmente. Para repetirla. Además se nos unieron tres ciclistas que no eran del grupo, Cristina, Samuel y Juan con los que estuvimos encantados de compartir estas horas.
La segunda foto es del paso por un tramo de la Casa de Campo. Repito, increible.
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